‘Coco’, Día de Muertos ¿quieres saber sobre ello?
Es el Día de Muertos. No es ni Halloween, ni es el Día de Todos los Santos, ni se celebra el 1 de Noviembre. Su día el “2 de Noviembre”.
Las catrinas llevan días en las calles y también noches. Una de las ciudades con más tradición de México es San Miguel de Allende. Fuera de México se conoce como el Día de los Muertos, pero no, en México se le llama “Día de Muertos”. Es una de sus fiestas más grandes, una de sus tradiciones más antiguas, que hoy en día se celebra en todo el país. Pero una de las ciudades que las vive con mayor pasión y diversión es San Miguel de Allende, como ya hemos dicho.
Esta ciudad Patrimonio de la Unesco, llamada también el corazón de México, es uno de esos sitios en los que el respeto, la tradición y el festejo a los muertos de sus habitantes conviven perfectamente con todos los visitantes que llegan esos días.
Miguel el protagonista de la película de Pixar, Coco, dice que “el Día de Muertos es la única noche en la que nuestros muertos nos visitan”. En esta película se refleja, el color, la riqueza de la cultura mexicana, la importancia que los mexicanos dan a la familia, a sus ancestros y el respeto que se tienen entre generaciones.
Hay un antes y un después desde el estreno de esta película. La han convertido en la excusa perfecta para visitar San Miguel de Allende o Guanajuato, donde se inspiraron para muchas escenas de su película.
Coco cuenta que el Día de Muertos, oficialmente, arranca la madrugada del 1 al 2 de noviembre. Ya, a medianoche, las campanas avisan a los muertos que ha llegado su día y los cementerios se abren por la noche para que las familias montes los altares y las ofrendas para sus difuntos.
Los respetuosos familiares van cargados de ramos de cempasúchil (o tagetes), esa flor de pétalos de color naranja intenso que deshojan encima de las lápidas y que también esparcen por caminos para que los muertos sepan por dónde tienen que ir. “Es una conexión entre muertos y vivos, pero también entre generaciones”.
También les llevan comida a sus difuntos. Preparan sus guisos preferidos y se van a cenar juntos y según el tipo de ofrenda, decoran los tapetes con semillas y productos de la tierra, desde el maíz a los frijoles.
También preparan los alfeñiques, que son figuritas hechas con azúcar, limón y colorantes vegetales con forma de calaveras, catrinas o animalitos que decoran estos altares.
Otro de los ingredientes fundamentales de las ofrendas y de la alimentación en el Día de Muertos y sus días previos es el Pan de Muertos.
Al igual que nosotros en el Día de Todos los Santos tenemos los huesos de santo, los buñuelos de viento, en México solamente en estas fechas se elaboran los “Muertitos”, son unos bollos que recuerdan a esqueletos; otros más redondos representan el corazón y también otros a los huesos del difuntos; y los últimos, con forma como de laberinto, representan la vida eterna.
Como Coco nos cuenta en la película, el Día de Muertos es un momento para recordar a los difuntos, pero también es una auténtica fiesta. La relación de los mexicanos con la muerte es completamente distinta a la nuestra.
El día 1 de noviembre, previo al festivo nacional, todos los niños, los pequeños y mayores, van a clase vestidos de catrinas: las caras pintadas de blanco y ojos negros, trajes regionales, o más fantasiosos.
Las maestras en clase, les cuentan la tradición, y les cuentan que “En esta vida lo único seguro es la muerte”. Después, entre ellos, se regalan ‘calaveritas’ o poemas con los que se ríen de la muerte y bailan, rodeados de color y papel picado, canciones de ritmo infantil cuya letra dice “Tumbas, tumbas, tumbas…”.
Es una fiesta de las de verdad. Un auténtico festival de colores y música. La música para ellos siempre es fundamental, pero mucho más estos días porque “ameniza la convivencia entre vivos y muertos”. Es por ello que en Coco, la música también es imprescindible. Miguel, su protagonista, quiere ser músico y en su afán por conseguir su sueño, acaba por error en el mundo de los muertos.
Por tradición los desfiles de catrinas se celebran sólo el día 2 de noviembre, pero cada vez más a menudo, por la llegada de turistas, la fiesta se adelanta a la noche anterior.
En San Miguel, el primer desfile se celebra el día 1 por la noche. Las catrinas, fueron rebautizadas; antiguamente se las conocía como Calaveras Garbanceras. Se reúnen todas en el Instituto Allende y desde allí salen en procesión por toda la ciudad de San Miguel, a través de callejones iluminados por faroles y velas y las puertas de las casas enmarcadas de cempasúchil. Toda la ciudad tiene un aroma especial, huele a flores y cada catrina es distinta.
Al finalizar el desfile, todas las calaveras se reúnen en el Jardín Público, la plaza principal, que también está rodeada de altares y ofrendas a celebridades de la zona. Y la fiesta continúa toda la noche. También en los cementerios o camposantos. Porque es la única noche que nuestros difuntos vienen a vernos y algo así tendríamos que celebrarlo siempre.
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